martes, 20 de agosto de 2013

El taller.

Por fin vuelvo a escribir en el blog, no porque lo tenga olvidado, ni mucho menos, sino porque la rutina, la vida y nuevas circunstancias que me rodean ocupan mi tiempo, y parece que las musas me han abandonado y no se cómo poner en orden todas mis ideas, pero creo que por fin han vuelto a mi.

Hoy quisiera hacer un símil, y seguro que muchos me diréis que no se puede comparar peras con animales, lo sé, un parto no se puede comparar para nada con llevar un  coche a un taller. Un parto es un proceso fisiológico, NORMAL, inherente a la biología reproductiva de una mujer, y llevar el coche al taller es por asi decirlo algo patológico, mecánico, y sobretodo donde tratamos a la máquina y no a las personas, por lo tanto no se puede comparar, pero quiero que entendáis me reflexión y hasta donde quiero llegar con mis ideas.

Este verano he tenido que llevar mi coche al taller, se me encendió una luz, y aproveché para pasarle la revisión que ya le tocaba.. pues bien salí del taller con cambio de frenos, parabrisas, dos luces fundidas, los neumáticos, que si cambio de aceite, y claro cambiar un pieza entera por la dichosa lucecita que e encendió, en fin que la broma casi me cuesta el sueldo completo del mes. Pero claro lo importante es mi seguridad, lo mejor para coche, es lo mejor para mí, porque lo utilizo para ir a trabajar, y necesito ir segura en mis desplazamientos, y para ello recurrí a un taller de confianza. Todo aquello que me recomendaron hice, porque como ya os he dicho lo importante es mi seguridad. No se, cómo funcionan los coches, no sé cual debe ser el mantenimiento, y fijaros que ya se me ha olvidado los kilómetros que lleva mi coche y eso que lo he mirado antes de ponerme a escribir... No sé muchas cosas, pero sé que quiero ir segura y confío plenamente en las decisiones que el del taller tome.

Por el contrario está el crack de mi hermano, a él si que da gusto verle entrar en el taller, le dice al mecánico de confianza, le toca la revisión de tantos kilómetros, cámbiale el filtro de nosequé, no le pongas la marca X de aceite porque luego le pasa nosequé, te parece que le crucemos las ruedas el dibujo mide , así me aguantan más y ya cambio los neumáticos después  ( disculpad el nosequé, pero ya os he dicho que yo de coches ni jota)

El mecánico, le podría decir a mi hermano: Que dices! Aquí mando yo y hago lo que quiero, ya veré yo lo que cambio o lo que pongo, que soy yo el que sabe.
O le puede decir, Claro, eso fenomenal, pero prueba esta marca de aceite y verás como te aguanta más, este líquido de frenos está funcionando mejor, los clientes vienen contentos.. lo de las ruedas... no lo sé.. deja que lo mire...

En la maternidad y sobretodo en el parto pasa un poco lo mismo.. Existen muchas mujeres que siguen enfrentándose al parto con la misma actitud con la que yo voy al taller, sin ninguna idea, sin opinión, confiamos plenamente en el profesional que tenemos enfrente.
Pero cada vez más, hay más mujeres que son como mi hermano al entrar al taller, conocen su cuerpo, saben lo que quieren, les importa la seguridad, por supuesto, pero les importan muchas otras cosas más, y son mucho más exigentes.

Como matrona, soy yo el mecánico de ese taller, y tengo que ofrecer la mejor atención a los dos tiempos de clientes que tengo.. a los que no tienen ni idea o a los que saben, pero siempre con el buen criterio del profesional, no olvido que yo trabajo con personas en uno de los momentos más intensos de su vida, por lo que tendré que tener muy presente la atención con CIENCIA y con TACTO.


Ojalá cada vez existan menos mujeres como yo entrando al taller, y más mujeres que se enfrentan a su parto y a su crianza como lo hace mi hermano con el coche. Sabiendo lo que hacen, con ideas, exigiendo, tomando decisiones y por supuesto no pierdan la confianza en esos profesionales sanitarios que estamos ayudando, apoyando, aconsejando en este momento tan impresionante.

Espero que os guste.
Hasta la próxima!!


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